La práctica de la actividad física en mayores está prescrita por los médicos como la mejor medicina contra enfermedades relacionadas con la edad.
El ejercicio en los adultos mayores se centra en realizar actividades recreativas, ocupacionales o tareas domésticas acordes a sus costumbres y necesidades cotidianas.
Incorporar la actividad física a personas mayores en su rutina diaria mejora la calidad de vida ayuda a ser independiente, previene caídas y la aparición de enfermedades, a la vez mejora la movilidad, las funciones cognitivas y las relaciones sociales.
Los ejercicios tienen que estar regulados por un acondicionamiento adecuado con el que mejorar su salud física y mental, para potenciar su resistencia y mejorar el sistema circulatorio y respiratorio, con actividades aeróbicas: caminar, nadar, montar en bici, subir escaleras o bailar, entre otras.
Para evitar lesiones hay que determinar hasta dónde puedes hacer, pues el ejercicio tampoco debe causar dolor. La actividad tiene que estar adaptada a las limitaciones, habilidad y capacidad de la persona mayor.
- Ejercitar la fuerza con ejercicios que ayudan a mantener la musculatura.
- El equilibrio para mantener agilidad y prevenir caídas con actividades de yoga o taichí, o simplemente caminar.
- La flexibilidad para mantener movilidad y agilidad con ejercicios de estiramiento, de flexiones o yoga que además de estirar los músculos ayudan a relajar el cuerpo.
Es importante establecer tiempos de descanso, además de tener una dieta equilibrada.
Es conveniente calentar antes de iniciar cualquier actividad física en adultos mayores para evitar lesiones, y una vez finalizados los ejercicios también, pues ayudará a relajar los músculos después del ejercicio físico.
El objetivo es claro: mejorar la independencia funcional y cognitiva en personas mayores.