Es la exigencia que pondrá el gobierno de Hungría, que desde hace tiempo viene endureciendo las reglas para ejercer el derecho a la interrupción voluntaria del embarazo.
Las mujeres embarazadas que quieran abortar en Hungría deberán ser confrontadas a las “funciones vitales” del embrión, según un decreto que las obligará a escuchar sus latidos del corazón.
El decreto, firmado por el ministro del Interior, Sandor Pinter, entrará en vigencia este jueves y es una muestra del endurecimiento de las reglas para ejercer este derecho al aborto, en sintonía con la retórica del ultraderechista primer ministro Viktor Orban.
El aborto en Hungría es legal desde los años 1950, en la mayoría de casos hasta la 12º semana de embarazo. Técnicamente, el latido puede apreciarse mediante ecografía a partir de la sexta semana de embarazo y a partir de la semana octava de desarrollo el embrión ya se considera un feto.