La caída de Mariupol le proporcionó confianza al ejército ruso. Más allá del Donbass, conquistar el sur de Ucrania parece ser el otro gran objetivo de Putin.
La guerra que Rusia desató en Ucrania está lejos de terminar. La resistencia ucraniana le ha hecho las cosas muy difíciles a las tropas de Vladimir Putin, pero habiendo elegido mejor sus prioridades, ahora los rusos parecen recompuestos y dispuestos a dejar a los ucranianos sin salida al mar.
Es que, más allá de la región del Donbass, al este; los intereses parecen estar también en el sur, perpetuando fuertes ataques a Odesa. La región meridional recibió siete ataques, causando algunas bajas.
Si bien el batallón Azov de Ucrania sigue resistiendo «con más de mil militares» (según el gobierno ucraniano) en los pasillos subterráneos de la Acería Avoztal, Mariupol ya fue destruida y tomada. Controlar Odesa permitiría no sólo cortar salidas a los ucranianos, sino arrimarse cada vez más a la frontera con Transnistria, el territorio de Moldavia que se reconoce como proruso.
