El presidente teme que el grupo Wagner ataque el puente que une los territorios anexados de Crimea con Rusia.
Rusia está alerta por la posibilidad de ataque de los mercenarios de Wagner contra el puente de Crimea. Los turistas que se dirigen a la península del Mar Negro se enfrentan a agotadoras colas de hasta siete horas mientras los guardias rusos registran meticulosamente todos los vehículos en busca de explosivos. El gobierno ruso, en estado de máxima alerta, sospecha que los rebeldes descontentos podrían estar planeando un atentado tras la disolución de su ejército mercenario por orden de Vladimir Putin.
De hecho, durante el fin de semana se aplicaron intensas medidas de seguridad en el puente de quince kilómetros de longitud que conecta la Crimea anexionada con la Rusia continental. Estas medidas llegan después de que el puente sufriera importantes daños por la misteriosa explosión de una bomba en octubre pasado.
Como consecuencia del endurecimiento de los controles de seguridad, los turistas con destino a Crimea han tenido que soportar largas colas y retrasos frustrantes. Los guardias han recurrido incluso a revisar a los niños y a inspeccionar las guanteras en su búsqueda minuciosa de posibles amenazas.
Tras el intento de golpe de Prigozhin, se espera que algunos combatientes de Wagner se unan a él en el exilio en Bielorrusia, mientras que otros podrían alistarse en el ejército estatal ruso. Recientemente han aparecido imágenes de una base de 8.000 combatientes wagnerianos en Bielorrusia.