Los yihadistas del Congo amplían su radio de acción en la región.
En plena noche asesinaron más de 41 estudiantes mientras dormían en sus dormitorios de una remota escuela del oeste de Uganda. Los culpables son los combatientes de las Fuerzas Democráticas Aliadas (FAD), grupo armado con base en el este del Congo vinculado al Estado Islámico (ISIS, por sus siglas en inglés), quienes al regresar al otro lado de la frontera se llevaron 6 cautivos.
El ataque del 16 de junio es un recordatorio de cómo el caos en el este del Congo, aterrorizado por decenas de grupos armados, amenaza a toda la región. Además del ADF, entre estos grupos se encuentran el M23, un movimiento rebelde respaldado por Ruanda, y el CODECO, una milicia étnica acusada de violar, desmembrar y decapitar a sus víctimas. Sólo este año, alrededor de un millón de personas han huido de sus hogares en el Congo, lo que eleva el total a más de 6 millones, según la ONU.
Además, el atentado pone de relieve cómo los yihadistas han sido capaces de extender su influencia por un amplio triángulo de África oriental -desde Somalia hasta Mozambique y el Congo-, a menudo aprovechando los agravios locales.
Uganda, que se encuentra en un nexo de esta actividad terrorista, ha sufrido varios atentados. El último es el peor desde 2010, cuando terroristas suicidas de Al Shabab, filial somalí de Al Qaeda, mataron a más de 70 personas en dos atentados casi simultáneos en Kampala, la capital. El ejército de Uganda, que lleva años luchando contra al-Shabab en Somalia, perdió oficialmente 54 soldados (aunque se cree que el número real de bajas es mucho mayor) cuando el grupo atacó una de sus bases allí en mayo. Pero es el ADF lo que más preocupa a los jefes de seguridad ugandeses.
“Esta amenaza es más importante para nosotros, porque nació aquí”, afirma un alto funcionario ugandés. Aunque el ejército ugandés ha golpeado a la ADF y bombardeado algunas de sus bases, el grupo sigue resistiendo. También parece estar aprendiendo de los yihadistas de otros lugares.
En los últimos años ha empezado a utilizar técnicas más sofisticadas para fabricar bombas. Y en diciembre intentó otro ataque transfronterizo en Uganda occidental, aunque las fuerzas de seguridad ugandesas lo repelieron con facilidad.