Los empresarios siguen especulando ante los posibles aumentos de precio y no entregan sus productos. Gran parte de la Argentina ya lo padece.
Si los precios no suben por la guerra, subirán de todas maneras por la especulación. El que pierde siempre es el mismo: el consumidor final. Las góndolas de los supermercados e incluso los negocios de barrio ya muestran un fuerte faltante de aceite y harina, productos de primera necesidad.
Con el fin de resguardarse y vender lo que fabricaron con otros números a los precios actuales inflados por la guerra en Ucrania y la especulación, los empresarios no están satisfaciendo la demanda del consumo interno.
¿Qué hará el gobierno al respecto? Como se viene remarcando, se creó fideicomiso del trigo para apalear la situación, pero fuentes gubernamentales indicaron que sus efectos recién se verán a fin de mes. Mientras tanto, que las billeteras de los ciudadanos se sigan desangrando.